UNA SIESTA DESPUÉS DE PANDEMIA

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Llevo una hora intentando hacer mi acostumbrada siesta de domingo en la tarde, sin embargo no lo he logrado, estoy sola en mi casa, tengo sueño, estoy cómoda; pero no logro dormir, ¿Qué pasa?, caigo en cuenta que este domingo en particular es diferente, levantaron la cuarentena en el pico de la pandemia y vivir en pueblo turístico vuelve a cobrar su cuota, de nuevo perdimos la tranquilidad, de nuevo volvió el helicóptero de alquiler que ofrece un maravilloso recorrido sobre el embalse y la piedra, de nuevo volvió el incómodo sonido a irrumpir mi siesta, de nuevo volvieron las motos de alto cilindraje, y se vuelven a ver los carros con neumáticos en el capacete para ir a los charcos de San Rafael a hacer tubing, de nuevo ¡somos nosotros!, los que cambiamos la tranquilidad por pesos; ¿Volvimos diferentes después de este prolongado e infructuoso encierro? los turistas, ¿volvieron transformados?, ¿Más conscientes?, ¿Más humanos?, ¿Más respetuosos del entorno?,¿Más cuidadosos? ¿Más conscientes del autocuidado después de haber estado encerrados seis meses escuchando noticias terroríficas de aumento de contagios y decesos sin control?.

Basta con dar un paseo por el malecón, o salir a la puerta de la casa y ver el panorama que no promete mucho, todos estamos hartos del encierro, de las finanzas en negativo y de la poca certeza que hay con un virus que nos puso a prueba el aguante, el estómago, la paciencia y nuestras emociones, han sido seis meses complicados y más para este pueblo que vive del turismo, que vio cerrar sus fronteras, bares, negocios de artesanías, restaurantes, fritangas, hostales, y hasta matrimonios, aquí en Guatapé sí que sabemos de resistencia, aprendimos en estos meses el significado, volvimos a ver al vecino y a ponernos en su lugar, a pensar si tenia que comer, si lo estaba pasando bien o si tenía necesidades, la solidaridad les llegó a muchos, especialmente los primeros días del encierro, después no había ánimo para pensar en el otro, porque muchos estaban resolviendo el día a día y no el futuro. 

Tuvimos tiempo de analizar qué clase de turismo nos llegaba y cuál era la relación costo beneficio, tuvimos tiempo para planificar un turismo sostenible en estos seis meses; pero la pandemia nos nubló el panorama y hoy volvimos a ser iguales. 

Esta pandemia nos deja sinsabores muchos ganaron, otros tantos perdieron; pero en definitiva seguimos siendo los mismos, los que dejan la basura donde no es, los que llegan a sus fincas a poner música a todo volumen, sin pensar si al vecino le incomoda, los que no nos importa el autocuidado porque nadie a su alrededor de ha muerto del tal virus letal, quisiera pensar que esa rebeldía por no seguir las reglas es por exceso de conocimiento y no por falta de respeto por el otro, quisiera pensar que la gente por fin está teniendo criterio sobre las decisiones que toma y se hace responsable de ellas, que todos llegaron sanos y que ningún guatapense va a engrosar las listas de muertos en dos semanas, quisiera pensar que de verdad estos seis meses de encierro nos volvieron mejores, mientras observo las interminables filas de carros que salen rumbo a Medellín a continuar con lo que ahora llaman la nueva normalidad mientras que hoy domingo no pude hacer mi siesta.

@astridsaldarriaga