PANDEMIA, LA PRUEBA DEL VERDADERO AMOR

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Durante la pandemia y la cuarentena las publicaciones, noticias y columnas de opinión, hablaron masivamente de la cantidad de locales, restaurantes y negocios que cerraron sus puertas, quebraron o simplemente no se “re inventaron” como debían;  pero pocos, por no decir nadie habló de la cantidad de divorcios y separaciones que deja esta verdadera “prueba de amor”.

Ver (https://www.semana.com/vida-moderna/articulo/divorcios-por-la-cuarentena-aumentan-en-todo-el-mundo/679291/)

No sé si es su caso, pero a mi alrededor,  casi a diario llegaban historias tristes de separaciones, muchas con motivos, otras sin razón aparente, otras tal vez porque al estar enfrentados de lleno a su realidad se dieron cuenta simplemente que “habían metido la pata”; todas tristes, todas con uno de los implicados más destruido que el otro y como siempre las victimas del coletazo, los niños y las niñas, que ironía, encima de sufrir todas las restricciones de una pandemia, también tiene que vivir a diario el vacío que deja una separación.

Hemos normalizado tanto el abandono que nos parece más grave la economía comercial que la destrucción del hogar y la economía familiar, otro factor determinante en la dinámica económica de una ciudad, deudas, cuentas por pagar, pocas oportunidades, economía inestable,  sin mencionar las afectaciones en la dinámica laboral actual, el nunca bien ponderado  teletrabajo!, niños y niñas sin ir a colegio,   pasando los días , entre la obligación laboral de sus padres, la tensa situación emocional y el fantasma del “ausente” rondando la casa,

Y es que por más que eso sea común en nuestra sociedad,  ir por ahí armando y desramando familias, el tema no se trata con la misma ligereza, es duro de hablar de eso con familiares y amigos, porque lo que para una persona es un dolor profundo para otros se convierte en el hastag del dia # o como decía la abuela “punto cadeneta chisme”. Un dolor que se siente en silencio y que en muchos casos al de no darle el manejo adecuado se va convirtiendo en un tema de salud mental, emocional y hasta físico.

La pandemia más que una “oportunidad de cambio” o de “re invención” se convirtió en la verdadera prueba de amor, porque es fácil amar cuando todo está bien, es fácil amar cuando no nos enfrentamos a nada, cuando nuestra ocupaciones del día a día nos mantienen en un comodidad incomoda, en hogares pegados con cinta papel, en relaciones construidas en la fiesta, la rumba y los encuentro sociales. La pandemia nos demostró, que somos muy prontos para decir, prometer, incluso hacer, para destruir, para abandonar, pero no para mantener, para resistir para contener. Que esto nos enseñe el buen hábito de escudriñar bien el amor, de amar con pandemias o sin ellas para que las familias duren más que los tapabocas.

AMAR ES ESTAR !